viernes, 2 de enero de 2015

NO TENGO TIEMPO

NO TENGO TIEMPO

A veces sentimos también que hemos perdido el tiempo.

No tenemos tiempo para hacer lo que queremos, estamos tan ocupados!

Hasta risa da, pero es verdad. Según nosotros, tenemos obligaciones. Trabajar para ganar dinero porque si no, ¿que vamos a comer? Observemos como repetimos una tragedia copiada. Por lo que sea! Veamos como estamos hablando de tiempo, no de dinero, ni de comer. Esta manera de repetir tonterías sin cuestionarlas nos mantendrá muertos en vida.

Necesitamos algo, queremos algo. Buscamos la solución. Veamos cómo ahorita tenemos comida y un poco de dinero, el problema según nuestra programación clonada, es como vamos a obtener mas después que se acaben.

Tenemos un serio problema con el tiempo y ni lo sabemos.

Ni siquiera sabemos bien que es el tiempo. Conocemos como se mide y que no tenemos tiempo para muchas cosas que quisiéramos hacer. El tiempo nos trae vueltos locos, vamos tarde, no alcanzamos. Pero lo único que tenemos es una división, -esto es importante-, no somos conscientes de lo que estamos midiendo.

Todo lo que existe es tiempo.

Queremos existir bien, y eso nos preocupa. ¿Qué vamos a hacer?

Hacemos muchas cosas para después poder disfrutar. O sea que no podemos disfrutar sin hacer cosas que es lo mismo.  Así pensamos, así creemos, y no vemos nuestro engaño. Y al final, nunca disfrutamos después.

Veamos el tiempo sin la definición que tengamos de el. Ahí está otro engaño. Ni siquiera tenemos una definición, tendríamos que buscarla.

Engaño tras engaño. De eso estamos abundantes. Por eso sentimos que la vida no es vida, y nos creemos aplastados. Por supuesto que si. Aplastados por falta total de conocimiento, de verdadero conocimiento que nadie tiene, que no existe.

La única forma de darnos cuenta de la existencia del tiempo es por las cosas que ocurren. Por el movimiento. El reloj es movimiento también. Sonidos, el ladrar de un perro, un ronquido de alguien, los grillos en la noche, sonidos de autos a lo lejos, hasta el timbre intermitente del silencio.

Sin esas cosas que ocurren; nuestra respiración, nuestros latidos, ¿si no percibiéramos nada de eso que sería del tiempo? ¿Si no sucediera nada tendríamos noción del tiempo?

¿De que nos serviría el dinero si no tuviéramos tiempo?

El tiempo es una forma de espacio. Para nosotros el tiempo es lo que hay entre un acontecimiento y otro. Entre un segundo y otro. Lo medimos parecido a las distancias. Medimos algo que no podemos explicar bien.

Otra manera de intentar verlo es suponer su ausencia. Sin tiempo no podríamos tener problemas. Tampoco nos preocuparíamos por el futuro.


Sin tiempo no habría existencia. Concentrémonos mas en el tiempo que en nuestros problemas. Un nuevo modo de vivir: sin modo, el mejor de todos.   

LA DICHA Y EL GOZO

LA DICHA Y EL GOZO

Ninguna bebida en el mundo puede darnos la dicha. Ningún alimento. Ninguna sustancia. Ninguna cosa ni persona.

Tampoco está en lo que hagamos. O en alguna actividad en especial, podemos sentirnos bien o mal haciendo las mismas o diferentes actividades.

Nada que venga de afuera puede producir el gozo, puesto que no se origina afuera.

Porque no es la cosa, -esto es muy importante-, es la sensación de tenerla.

Ningún método, ninguna de las terapias existentes tiene ese poder.

No hay disciplina para eso, no puede haberla.

No sabemos, nadie sabe, y no hay ninguna senda o método para ser dichosos. Es la conclusión.

A veces anhelamos algo, físico, cuándo algo quiere nuestro cuerpo. Otras veces no identificamos exactamente que nos hace falta, pero estamos seguros de que algo no tenemos: la dicha o el gozo.

Y queremos saber como se obtiene. Pero tampoco sabemos lo mas importante: que no se puede obtener a través de algo.

Realizamos alguna actividad, física o mental, y a veces nos sentimos muy bien, pero otras veces no.

Hagamos lo que hagamos, sin esperar de esa acción la dicha o el gozo.

Quitarnos la falsa esperanza, sin frustrar, y estaremos mas cerca de lo desconocido.

Lo conocido es tan aburrido, tan agobiante, que si nos damos cuenta bien, es lo conocido de lo que queremos escapar, con ansia total.


Y de lo desconocido obviamente no se puede decir nada. Y de ahí surgen la dicha y el gozo.